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Programa para niños y jóvenes.

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Conciertos didácticos

La Gran Circorquesta

Creadores:

Libreto y dirección artística: Javier Andrade Córdova

Dirección musical: Andrea Vela

Reparto:

Mago: Isaac Yépez

Semifusa: Juan Diego Villacrés

Negra: Fabio Nieves

Orquesta Sinfónica Nacional

Orquesta Sinfónica de Loja

La Gran Circorquesta se configura de dos partes principales.

La primera constituye la presentación de la orquesta, sus instrumentos, sus funcionalidades, timbres, del director y los integrantes. Esta parte constituye la sección fundamental. Para esta sección los actores trabajan con tres tipos básicos de la técnica de clowns. El Mago se comporta como un maestro de ceremonias y está construido al estilo del clown "blanco", es decir, aquel que es serio y ceremonioso, una especie de sabelotodo aparentemente digno y autoritario. Corchea es en cambio un clown de tipo "Augusto", es decir, el payado bromista que lleva a la catástrofe todas las iniciativas del clown "blanco". Finalmente, Semifusa es un segundo "Augusto", en este caso un clown bobo, uno que no entiende nada y que asimismo produce el desequilibrio del maestro de ceremonias. A través de esta estructura se produce situaciones de mucha comicidad y, a su vez, una necesidad constante para el maestro de ceremonias de repetir la información sobre la orquesta y los instrumentos dando con ello lugar a que el público reciba esa información repetidamente y la pueda contextualizar y vincular a varios procesos sensitivos, al tiempo que lo hace en medio de las risas. Para el espectáculo se han escogido fragmentos musicales específicos para presentar cada instrumento o familia de instrumentos. Esta selección puede, sin embargo, variar de acuerdo a los deseos o requerimientos del director musical de la orquesta.

 

La segunda parte del espectáculo, propone la puesta en escena de un relato en la cual la orquesta cuenta a través del sonido, mientras los actores, ayudados por vestuarios y objetos, ilustran el relato con acciones pantomímicas y dancísticas. Esta sección permite la apreciación de la orquesta completa en perfecto funcionamiento y la capacidad del los sonidos para relatar historias y, consecuentemente, convocar a la fantasía de los espectadores. Esta parte del espectáculo se propone con piezas que permiten un gran lucimiento orquestal como son "El aprendiz de Brujo" de Paul Dukas o el "Till Eulenspiegel" de Richard Strauss.

 

Adicionalmente, la Gran Circorquesta contiene dos secciones adicionales en las cuales se invita a la interacción entre el espectador y la orquesta. La primera es recomendable incluirla entre las dos parte principales, en ella se convoca a varios espectadores a pasar al podio de la dirección para hacerse cargo de la conducción de la orquesta. Finalmente, se propone una sección para culminar el concierto, se trata de un "fin de fiesta", en el cual la orquesta interpreta una pieza de carácter bailable, mientras los actores promueven bailar al público. Con ello se culmina el espectáculo como una gran fiesta de la música.

2.

Reparto artístico

Los actores-clown que participan en este espectáculo son: Isaac Yépez, como Mago y Maestro de Ceremonias, considerado el mejor mago del Ecuador, quien además de su experticia en el campo de la prestidigitación tuvo previamente una larga carrera como bailarín clásico y fue integrante de la Compañía Nacional de Danza, por lo que tiene un manejo corporal de orden dancístico y acrobático de primer nivel; Juan Diego Villacrés, como Semifusa, actor graduado de la Escuela Superior de Arte Dramático de Quito, destacado cómico de la comedia de stand up comedy y de la  imitación cómica y actor de teatro y televisión; y Fabio Nieves, como Corchea, también actor graduado de la Escuela Superior de Arte Dramático de Quito y acróbata, y el actor afroecuatoriano más destacado del cine y televisión nacional.

 

Javier Andrade Córdova, dramaturgo y director de ópera y teatro graduado en Alemania en la famosa Universidad de la Música y el Teatro de Múnich. Ha trabajado como director en Europa, Aisa y Latinoamérica, ha sido profesor universitario en destacadas universidades de varios países y ha sido Director Artístico del Teatro Nacional y del Teatro Bolívar de Quito, los dos escenarios más importantes del Ecuador. Además, tiene entre sus realizaciones las puestas en escena y estrenos nacionales más destacados de los últimos años en el país.

 

Lolo Villacís. Diseñadora de Vestuario e Indumentaria:

Programa con niños y jóvenes.

Le comento ahora cuál era mi idea acerca de provocar inspiración. Yo le estaba proponiendo reunirnos en un café a hablar, es Ud. la que inmediatamente pensó el asunto de otra forma. Y no digo con eso que yo no la deseo profundamente, no tengo por qué mentirle ni mentirme, por supuesto que sí, Ud. es una mujer bella, pero realmente quería hablar de las cosas no aclaradas y creo que hay muchas. Ud. me confirma eso con sus prejuicios y actitudes. Ese es mi propósito fundamental, pues hay cosas que son simplemente mucho más importantes.

 

Cuando le propuse vernos fue Ud. la que ironizó: “¿Para hablar?”, me preguntaba y después decía: “jajaja”. Sí, para hablar, asunto que para Ud. no es fácil, lo sé, y Ud. debe también saberlo muy bien de Ud. misma. Ud., Ximentita, no me diga que no, debe saber que a veces es muy tozuda y hermética (en este punto, Ximenita, le mandaría un emoticon de tozuda y hermética, aunque no sé exactamente cómo se ve, habría que inventar uno), eso hace que a veces sus señales sean confusas. Además, lo digo con respeto y cariño, me parece que Ud. tiene una inclinación a ser muy resentida (¡emoticon, por favor!, diseñadores gráficos pónganse a trabajar) y espera, seguramente, que la gente le entienda, haga lo que Ud. desea, interprete las cosas como Ud. piensa, etc., etc.,  y si no ocurre así, primero se enoja. (Ximenita, le mando un pudín dulce, un rompope, una espumilla para que se ablande un poquito).

Ximenita, ¿qué le hubiese propuesto concretamente en una conversación madura y en un sentido de lo inspirador? Le hubiese propuesto, por ejemplo, sin condición ninguna, sin pedir nada, absolutamente nada cambio: 1. ayudarle con lo que pueda en la proyección y promoción de su arte; 2. ayudarle en lo que pueda, por ejemplo, en la educación de su hija, es ella sonido, entonces será música, además de otras cosas; 3. ayudarle e impulsarle a Ud. a que termine sus estudios de licenciatura, quién sabe, a que siga formándose; 4. montar obra y trabajar con Ud., etc. ¿Por qué? Pues, no porque aspire a ningún cariño de su parte, ni a ningún favor, sino simplemente por respeto a los sentimientos luminosos que sí surgieron en su momento entre los dos y que me son todavía memorias apreciadas que merecen mi cariño en mi ser interno, incluso independientemente de cómo se comporte y de cómo me trae Ud. hoy. No necesito nada más que esas memorias para haber sentido sinceramente propósitos como los que le estoy mencionando arriba. ¿Propósitos de qué tipo son? Son los propósitos propios de un ser que le desea el bien, vienen del corazón de la amistad sincera, buscan la sanación.

 

Y, sin embargo, ahora que lo pienso, me duele casi imaginar la negatividad que hubiesen obtenido de Ud. esas propuestas, los “nos” llenos de auto negación, auto destructividad, rechazo etc., me puedo imaginar las puertas cerradas e incluso los portazos. Le digo que eso no me sorprendería (pero tampoco me asustaría).

Ximenita, la inspiración a la que hacía referencia era, por lo tanto, repito, un símbolo de una posible, bella y sólida amistad, sin importar que hubiese o no algo más. ¿Merece eso realmente el desprecio y la soberbia y la poca valentía de una puerta cerrada?

 

Con mis disculpas por los dolores que Ud. haya sufrido, por aquellos en los que yo tenía responsabilidad o corresponsabilidad, Ud. ya hizo “click” y cerró el asunto “engorroso” y listo. Hubiese entendido que “cerrar el asunto” significa aquí trascenderlo, superarlo con profundidad. Pero, ¿luego cierra las puertas como lo hace? Entonces, en realidad huye. Pues, permítame ser crítico: no le creo, es mentira, no ha cerrado aún, sigue todavía llena de resentimiento. Si al minuto cinco habla Ud. con madurez, pero al cuarto de hora actúa impulsivamente, está demostrando que en realidad no ha superado profundamente ningún asunto. En eso hay una incoherencia, que además está conducida por un demasiados prejuicios, con los cuales no es posible la sanación.

Ante ello, cómo puedo creer, entonces, por ejemplo, sus buenos deseos. ¿Con cuánto resentimiento habrá pensando en mí, que cuando le contacto no es capaz siempre de tenerlo bajo control y, menos aún, de tratarlo maduramente, a pesar de lo cuidadoso y respetuoso que yo pueda ser? ¿Cuántas veces, asimismo, me pregunto, ha creído o repetido prejuicios sobre mi persona? Por favor, le pido con corazón amistoso, no me haga sentir que: sí, que Ud. es Cuenca, en su brillo radiante, pero también lo puede ser en sus pequeñeces. ¿También en su oscuridad?. Supérela, Ximenita querida, la oscuridad es especialmente dañina para quien la reproduce y también para su entorno (recuerde, por favor, la sensibilidad naciente y delicada de quien crece a su lado).

Ximenita querida, su actitud de cerrar puertas es dolorosa. Me duele haber tenido que escribir todo lo que ahora he escrito sin poder situarlo bajo una conversación humana, directa y valiente, sin poder ponerlo incluso en duda, por que sé de entrada que solo puedo tener una parte de razón. Por eso mismo, hubiese sido necesario transparentarlo, transformarlo, desarmarlo, incluso contradecirlo, desmontarlo y purificarlo. Tratar de entender qué de aquello que siento y pienso es real, qué es producto de mi propia vulnerabilidad, inseguridad, dolor, y qué surge de mis propios miedos y cobardía. 

 

Ud. lo impide, cerrando puertas. Le digo que con ello mi confianza en la idea que tenía de Ud. empalidece y se decepciona. Lo humanamente más coherente, valiente y -sí lo sé, difícil-, hubiese sido conversarlo y transparentarlo, cara a cara.  Al hacerlo de esta forma no se hubiese puesto en riesgo la confianza en la bondad y auténtica sinceridad y deseo de bien de la otra persona, pues la garantía hubiese sido justamente esa valentía de enfrentar el tema. Esa hubiese sido la prueba de que se hacía un esfuerzo sincero, de buena voluntad, de corazón amigo.

Yo he sido respetuoso y de esa forma he buscado una oportunidad para trascender muchas cosas. Lo he intentado con toda sinceridad y cuidado. Ud., a veces me ha ignorado; en otras, me parece, no me ha tratado tan respetuosamente que se diga; en otras ha huido; asimismo, ha dicho una cosa, luego otra; ha cerrado las puertas, antes las ha abierto, etc.

 

Perdóneme Ximenita, entienda que mi intención no es herirla, pero siento todo eso como una muestra de inmadurez. Yo seré respetuoso frente a Ud. y sus decisiones, en todo caso y puesto que su persona me es tan querida, admirada e importante , no puedo -antes de que cierra las puertas con llave-, no desear que recapacite sobre el significado de sus acciones y de la impresión que me deja Ud. con ellas. Antes de poner la llave, déle una vuelta más a todo esto con una límpida mirada de capulí maduro.

He querido enviarle esto con un poco de música, siempre me hace falta. Se trata de una obra de Luis H. Salgado, uno de mis maestros más queridos (tuve la suerte de conocerlo en el Conservatorio, siendo yo un niño), el pasillo ecuatoriano "Nocturnal". Lo toca un amigo ecuatoriano que vive Argentina. Empieza en la melancolía de la noche serrana, pero en algún momento se pone alegre, y parece música de un circo de ligeros acróbatas, entonces, casi como en un milagro dan ganas de bailar: qué belleza, qué esperanza. Y, aunque regresa a la melancolía -que es memoria de la belleza lejana- y, a pesar de que culmina en el drama de la vida diaria, esa luz ágil del milagro nos recuerda que siempre, después de la noche hay un día luminoso en el que las nubes juegan en gimnásticas piruetas.

 

Un pasillo como la vida.

Ximenita, cuídese mucho, por favor. De corazón le deseo lo mejor del mundo, le deseo un día luminoso y lúdico.

Ximenita querida.

 

¿Se siente un poco mejor? Le deseo que esté bien, que se recupere ojalá permanentemente. Ese problema del que me habla entiendo que es ya de muchos años y sería recomendable que Ud. obtenga la opinión de otr@ médic@, para orientarse. Le mando un abrazo e imagine que también le envio un emoticon de flores (que aquí no tengo).

 

Sobre lo que me escribe, con respeto y cariño le digo que creo que Ud. tiene muchas ideas equivocadas y prejuicios sobre mí.

¿La otra de la otra de la otra? Ud. fue la única. Puede creerlo o no. ¿Tal vez Ud. dio oído a chismes sobre mí, típicas del infierno de ciudad que puede ser Cuenca? Si así fue, entonces fueron falsos testimonios sobre mí. Ud. fue realmente la única "otra".

Adicionalmente, y me hubiese gustado decirle esto mirándole sinceramente a los ojos y en una conversación madura (Ud. ”maduramente” de un whatsappazo quita esa conversación del camino, para siempre y punto, y me manda al cajón de "cadáveres" y cierra la puerta), decía que me hubiese gustado decirle por qué creí, en su momento, que no podíamos ser una pareja, al menos no una “normal”. Ud. me lo mostró de frente en octubre 2016 cuando fuimos a Loja con Crónicas.

 

Habíamos quedado en encontrarnos después de la función, luego, cuando regresamos al hotel, terminamos primero en un fiesta en una de las habitaciones de los coristas y Ud. allí se dedicó a intentar seducir insistente (y casi groseramente, perdóneme que lo mencione, pero realmente fue así) a un muchacho del coro, esto, de manera totalmente expuesta y sin el menor recato. El chico era creo incluso casi un menor de edad y claramente se sentía muy avergonzado por su actitud. Ud. fue tan desfachatada en ello que, lo que hacía y decía, se convirtió en tema de risas de toda la gente, e incluso, al día siguiente, se siguió hablando del tema en el desayuno, y antes y durante el regreso a Cuenca. Esa noche en la fiesta yo estaba allí mirándolo todo, Ud. lo sabía, yo estaba a un metro de distancia. Yo, en cambio, esperaba que Ud. se acordará que habíamos quedado en encontrarnos para estar juntos. En ese momento, mirándola así, supe que, al menos en ese instante de la vida, éramos amantes clandestinos, porque eso respondía a nuestras naturalezas.

 

Ximenita querida, entiéndame bien, por favor, yo no la juzgaba y no la juzgaría hoy por haber estado tan ardorosamente ansiosa por ese chico bonito. Yo no soy un moralista y eso sería ridículo. Incluso con la suficiente madurez y cariño, yo lo aceptaría dentro de una relación, siempre y cuando hubiese reciprocidad y voluntad de cuidarse las almas. Para ello, claro, habría que dejar de lado los aspectos grotescos del asunto y en el fondo ser muy delicados y maduros. Si se considera que las relaciones sexuales conllevan algo sacro, en su ritualidad deben estar otros rasgos en donde lo grotesco no debe entrar, porque no contribuye a conservar ese sentido de lo sacro que es el que nos permite tocarnos las almas y también protegerlas. Con ritualidades adecuadas, todo sería posible conmigo, hasta eso, una compañera que tenga esa libertad, una relación con esas opciones.

Como verá lo que he tenido que contarle, lo que hubiese querido discutir con Ud. no son banalidades, son asuntos vitalmente importantes, pero que requieren madurez.

Pero, así como no soy un moralista, tampoco soy un ciego. En Loja reconocía, y no por primera vez, que Ud. debía ser libre para ser quien es, sin que ningún hombre le esté pidiendo, menos presionando para que sea diferente. Le pregunto: esta conclusión, que no era un invento, que venía de una observación simple, pero muy transparente de las cosas (¿cuándo se va a dar cuenta de que siempre la he observado con mucha atención?), esta conclusión, digo: Ud. como una mujer libre, ¿tenía qué cambiar meses después, cuando pasó la situación que pasó por una irresponsabilidad de ambos y no solo mía? Ud. deber saber muy bien internamente, debe presentir, que la respuesta es no, no tenía que cambiar. Para que cambie deberíamos haber cambiado nosotros como personas, y no digo que esto no sea posible, pero esa conclusión en ese entonces, meses después, seguía siendo válida. Puede ser que esté yo equivocado, pero así lo sentía yo honestamente. 

 

Y, sin embargo, hoy Ud. me hace sentir a veces, que en su fuero interno su impresión de mí es que: ¿yo he sido su victimario, un insensible, un aprovechador, -y qué se yo qué más-, y que ¿Ud. ha sido mi víctima? Al cerrar las puertas, además, ¿evita enfrentarse a miradas y preguntas como las que le hago en el párrafo anterior -que las hago no como enemigo, sino como todo lo contrario-, e indagarlas con el ser, la razón y el corazón?

Ximenita, yo acepto, de antemano, que podría estar equivocado en mi percepción de todo, pero justamente por eso era necesario hablar valiente aunque delicadamente, cara a cara. No se puede resolver la vida y sus profundas complejidades y procesos con mensajes de whatsapp. 

 

Creo que tiene muchos prejuicios y malos juicios sobre mí. Me trata como un aprovechador que tenía “muchas otras”, y Ud., apenas era una más de un montón, es un error; como si fuese un insensible que nunca hubiese mostrado sentimientos por Ud., eso es falso; como si fuese un victimario y Ud. solo una víctima de mi relación desgastante, eso es injusto; como si fuese una persona innoble, solo interesada en el dinero, eso es insultante. Ahora comprendo mejor todas esas opacas insinuaciones que me ha hecho en sus mensajes, al estilo “solo salen sus favoritas” (¿Cree realmente que tuve algo que ver con alguna otra mujer de las que estuvieron en crónicas? ¿Le han dicho eso? ¿Ud. ha estado en chismes y ha creído eso? ¿No será que le han dicho algo así para sonsacarle a Ud. informaciones sobre lo que sí pasó entre nosotros? Déjeme decirle que le han mentido. Y no tengo por qué mentir ahora, en alguna circunstancia puntual hubiese deseado que pase algo con alguna de las otras chicas, pero eso no significa que pasó, o que yo estuve insistentemente detrás de ello. Si le dijeron lo contrario le mintieron y no puedo permitir que se me juzgue por mis deseos e imaginaciones y no por mis actos. Si me juzga por mi imaginación mándeme a matar o métame en en la cárcel de una vez, porque la tengo muy desarrollada y activa y nadie me va a hacer avergonzar por eso).

Mire, no es la primera vez que tengo que lidiar con prejuicios sobre mí, con chismes y mentiras. Toda la vida lo he hecho, porque he sido una persona de pensamiento y acción independientes, que no se ha agachado ni amansado ante las mezquindades de quienes pierden su tiempo en eso. He crecido acostumbrado a sentir la envidia y la gana de hacerme mal o hacerme quedar mal. Sin embargo, sí me sorprende sentir que Ud., tal vez, también está parada sobre ese lamentable punto de perspectiva, mirando las cosas con esos ojos y quién sabe con qué ideas en la cabeza, qué chismes, qué tonterías, quién sabe si repitiéndolas y alimentándolas. Por favor, le pido que no le falte la consideración a lo bueno que sí pasó entre nosotros y a la posibilidad que sí tuvimos de tocarnos el alma -posibilidad que incluye aquella oportunidad que Ud. tuvo de, al tocar la mía, reconocerla, ¿lo hizo?-. ¿Entonces, quiere Ud. ahora refugiarse en una cómoda posición en la que Ud. solo juega el rol de víctima, y cierra la puerta a cualquier cosa que no reafirme su impresión, que la contradiga mínimamente? Si realmente es así, yo le diría, entonces: recuerde ahora y siempre, que no tuvo ni la valentía ni la nobleza ni la inteligencia para real y sinceramente enfrentar y aclarar muchas cosas. ¿Le interesó solo su propia apreciación de nuestro asunto -para Ud., en un corto resumen, un asunto “engorroso”- y, por lo tanto, Ud. lo cierra sin que importe en lo más mínimo lo que la otra parte piense, sienta, entienda al respecto? ¿No le parece que todo eso es un acto más de cobardía que de valentía?.

Ximenita, quiero que Ud. sepa que siempre que su persona ha sido mencionada en una conversación con otros, yo he tratado su memoria con todo el cariño, admiración y respeto del caso, y he intentado siempre hacerla quedar bien e incluso la he defendido de gente que se ha referido a Ud. con alguna apreciación que no me haya parecido justa. Asimismo, con excepción de una sola vez en la que tuve un ligero descuido y se lo mencione a alguien que no la conoce siquiera, y me disculpo por eso, nunca dejé entrever la menor información sobre asuntos nuestros, suyos y míos, que pudiesen haberla afectado frente a los ojos de otros, dado el machismo de nuestra sociedad.

 

Y ahora, con pesar, leyendo sus palabras/whatsapp, viendo sus reacciones e insinuaciones, puedo imaginarme, por el contrario, todas las cosas que Ud. seguramente ha pensado y probablemente dicho sobre mí, sobre este ¿abusador, aprovechador, insensible, e innoble victimario?

Llegado a este punto le invito a pinchar la punta superior de la imagen, si está en una computadora y a escuchar y seguir leyendo; si está en un celular pinche en el botón de reproducción:

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