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POR MANO PROPIA

Un proyecto de ópera en creación

de

José Vítores & Javier Andrade Córdova

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La reactualización del mito de Antígona

El mito de Antígona es el relato tutelar de Occidente acerca de los conflictos afectivos, morales y políticos que se generan alrededor del cuerpo insepulto. “Por mano propia” lo reactualiza en un futuro cercano y en un contexto en el que la corrupción reina en las esferas del poder y la pandemia del COVID-19 se ha convertido en una plaga endémica y representa solo un ejemplo más de un tipo de amenazas que, dada la destrucción global de los equilibrios naturales, aparecen cada vez con mayor frecuencia.

En la tragedia de Sófocles, la protagonista, Antígona, se enfrenta a Creonte, el jefe del estado, quien, contradiciendo las leyes de los dioses, que determinan que se debe rendir culto a los fallecidos, ha ordenado dejar insepulto a Polinices, el hermano de Antígona, por haberse rebelado contra la ciudad. 

En el argumento de esta ópera contemporánea, Ana, una joven rebelde, lucha por encontrar a su compañero de vida y activismo político, Paúl, quien ha sido apresado por las fuerzas de seguridad. En esa búsqueda, Ana será también apresada, encarcelada y torturada, bajo la acusación de haber participado en una rebelión. Durante su apresamiento conocerá informaciones sobre Paúl y otros jóvenes activistas, quienes aparentemente estarían retenidos en un hospital colapsado, infectados por un virus mortal. Cracio, el jefe de estado, comanda personalmente el martirio de Ana y la amenaza con abandonar a Paúl en un descampado para que muera anónimamente y termine en una fosa común, si ella no coopera. Ana, no obstante, soporta el suplicio sin develar ninguna información sobre los rebeldes.

La joven sufre de ataques de tos cada vez más inclementes que evidencian que ha sido también contagiada. Aprovechándose del temor que genera la posibilidad del contagio mortal, logra desarmar a un guardia y escapar del encarcelamiento para ir hacia el hospital en busca de Paúl. No obstante, todo será inútil. No podrá encontrarlo, ni tampoco hallará su cadáver. En medio de su desesperación, sin embargo, llegará a la certeza de que Paúl ha cumplido su destino: terminar convertido en “polvo mezclado con el polvo del pueblo”. En efecto, lo más probable es que su cuerpo haya desaparecido confundido con el de los múltiples muertos anónimos que enlutan en ese mismo instante al país. Con sus últimas fuerzas, decide hacer justicia por propia mano. Es así que, encubierta con vestimentas de bioseguridad, se ubica en la explanada frente al hospital general y, ante el asombro de pasantes y curiosos, amenaza con suicidarse ante las cámaras, que no tardan en multiplicarse, si Cracio, el jefe supremo, no comparece ante ella.

El tirano, por su parte, se encuentra envuelto en las angustias propias de su poder corrupto: debe negociar con poderosos socios y hacer repartos de riquezas y favores, y así como mantiene contentos a quienes lo sostienen en el poder, deshacerse violentamente de quienes lo confrontan. En ese contexto, la situación generada por la joven enferma, que amenaza suicidarse frente al hospital general, justamente en el día de las celebraciones de un aniversario más del régimen, no deja de ser una oportunidad para Cracio para lavar su imagen de indolencia y corrupción. Decide, en consecuencia, acudir al llamado de la joven, imaginando que se trata de una enferma agobiada por los delirios de la pandemia y fuera de sus cabales. Frente a las cámaras que retransmiten la escena, pretenderá, entonces, ejecutar un “acto heroico y de compasión”: salvándola y prometiéndole, además, el mejor futuro posible. Una vez en el lugar, Ana le habla misteriosamente de la justicia y luego de aparentemente ceder a los pedidos de Cracio de desistir en su intento suicida, le dispara cumpliendo así su propósito de justicia por propia mano. Ante ello, será acribillada por agentes de seguridad.

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Dramaturgia

 

La obra es una reseña sobre la búsqueda desesperada de justicia en un mundo sumido en la corrupción y el irrespeto a los derechos elementales. Esa lucha culmina en un acto extremo, pero no desprovisto de legitimidad: tomar la justicia por mano propia. La ópera pretende ser una expresión de ese callejón sin salida, al cual han sido conducidos muchos colectivos humanos secuestrados por estructuras de poder sometidas a intereses alejados del sentido y el bien comunes. La obra pone, por tanto, en el tapete de la discusión un acto ubicado en el límite de la ética, pero como símbolo de la agonía a la que han sido conducidas sociedades enteras y reactualiza el mito de Antígona como referente de una sensibilidad que se devela con particular claridad en la entereza juvenil para arriesgar la propia integridad con el fin de defender valores colectivos.

 

Dramatúrgicamente la ópera se construye sobre la tensión protagonista-antagonista entre Ana y Cracio, configurada sobre un conflicto de rasgos individuales, sociales y políticos que tiene un final trágico. Alrededor de estos personajes, confluyen un conjunto de apariciones de otros personajes: Paúl, el compañero de Ana y Tiresia, el símbolo del pasado, que se aparecen en los sueños de los dos personajes principales respectivamente para develar sus contradicciones, miedos, y deseos. En tal sentido, Ana y Cracio son representaciones multifacéticas, no solo de heroísmo y villanía respectivamente, sino de la complejidad humana, de sus fortalezas y virtudes, así como de sus debilidades e incertidumbres. La diferencia entre uno y otro está, por tanto, en el accionar consecuente de Ana en relación con sus certezas y creencias, mientras que, por otro lado, Cracio representa la disolución de todos los valores en función del poder, frente al cual incluso el individuo políticamente todopoderoso, no obstante, termina siendo un mísero esclavo.

 

En épocas de crisis global, creemos que una obra debe descender a las bases sobre las que se construyen los comportamientos sociales y las relaciones de poder. La crisis nos obliga a enfrentarnos al vacío de la sociedad actual y a discutir cuáles son los valores comunes, pisoteados por el abuso y la violencia políticos, sin los cuales, sin embargo, todos estamos condenados a la extinción.

La ópera tiene una duración aproximada de 1 hora y 30 minutos.

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Composición

 

Desde el punto de vista del reparto vocal, el personaje de Ana está compuesto para una voz de soprano con características de heroísmo juvenil. Cracio, por su parte, es un bajo-barítono de sonoridades amenazantes. Los acompañan: por un lado, Paúl, escrito para un tenor equiparable con la calidad sonora de Ana, pues ambos son dos rostros de una misma moneda, la de la juventud comprometida y aún dispuesta a la lucha y la utopía; y por otra parte, Tiresia, la voz del pasado, configurada para una mezzosoprano de rasgos dramáticos. Finalmente, los personajes secundarios son dos sanitarios y dos guardias, que podrían ser abordados por los mismos cantantes, un tenor y un barítono, pues no tienen apariciones conjuntas. A todos ellos se juntan personajes figurantes de corte puramente escénico.

 

La música se basa, en esencia, en la ya existente tradición de dramatizar el texto. El ensamble, que consta de solo diez instrumentos, genera una especie de “diálogo” con los cantantes, tratando de acentuar los picos dramáticos y el carácter de los personajes.

 

La composición no se basa en ningún método composicional existente de una manera ortodoxa,  más bien utiliza varios de ellos, en combinación con diferentes estilos no tradicionales para la ópera, lo que le otorga cierto eclecticismo y sobre todo, una especial dinámica. En cuanto a la forma, los elementos se enmarcan en lo que se podría denominar “clásico”, pero sin obviar cierta experimentación, en función de la acentuación del drama.

 

Instrumentación

 

1 flauta traversa, 1 oboe, 1 clarinete en si bemol, 1 fagot

 

Cantantes: soprano, mezzosoprano, tenor, barítono y bajo-barítono

 

1 violín 1, 1 violín 2. 1 viola. 1 violoncello 1, 1 violoncello 2. 1 contrabajo

 

Música electrónica

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Por mano propia

Ópera en nueve cuadros

Música: José Vítores / Libreto: Javier Andrade Córdova

 

Personajes:

Ana, joven rebelde – Soprano

Cracio, jefe supremo – Bajo-barítono

Paúl, joven rebelde, novio y compañero de Ana – Tenor

Tiresia, el símbolo del pasado – Mezzosoprano

Sanitario 1 – Tenor

Sanitario 2 – Barítono

Guardia 1 – Tenor

Guardia 2 – Barítono

Camarógrafo, otros guardias, ciudadanos de la calle, curiosos – Actores

 

CUADRO I.

Tiempo Presente.

La plaza frente al hospital general.

Una joven cubierta con aparejos de bioseguridad amenaza con suicidarse, en medio de ataques de tos, si antes no comparece ante ella Cracio, el jefe de estado. Esta situación ocurre en medio de los preparativos de una gran celebración estatal por un aniversario más del régimen y se roba la atención de todos los medios que trasmiten el hecho en vivo por redes y televisión.

 

CUADRO II.

Retorno al pasado cercano.

Una celda subterránea.

Ana es torturada en un oscuro calabozo para que confiese los nombres de los cabecillas de la revuelta que incendia el país. Cracio, el jefe de estado, le da a entender que ha apresado ya a algunos, entre ellos a Paúl, el novio de Ana. Los jóvenes rebeldes, que se estarían infectados mortalmente, se encontrarían custodiados en algún recinto del hospital general. Si Ana no cede, los abandonarán en algún descampado, para que terminen de morir como muchos otros y acaben en una fosa común. La joven, a pesar de su angustia, calla.

 

CUADRO III.

La misma celda en la noche.

Ana tiene fiebre y delira. Paúl se le aparece en el sueño. Le recuerda sus orígenes, el barrio del que salieron, sus luchas, y afirma que no importa lo que suceda, pues siempre seguirán juntos, ya que sus cuerpos se han alimentado uno del otro, convirtiéndose en uno solo. Ana confiesa su miedo e intenta comprender lo que Paúl quiere decirle, mientras su propia afección crece, ya que evidentemente también se ha infectado.

 

CUADRO IV.

Despacho gubernamental.

Cracio lleva más de una década en el poder. Lo mantiene en base a sangre y fuego y con la complicidad de poderosos socios, con quienes negocia telefónicamente desde su despacho, en medio de acuerdos de intereses, chantajes y amenazas. Cracio les asegura que políticamente tiene todo bajo control. Sin embargo, en ese momento, un agente llega con noticias alarmantes: la gente se rebela en las calles de varias ciudades.

 

CUADRO V.

Una celda subterránea.

Ana sueña que Paúl está a punto de ser asesinado. Ella está presente en el suplicio, pero, a pesar de su desesperación, no puede hacer nada para ayudarlo. En el sueño, Paúl, antes de morir, le pide a Ana que se salve, ella se niega. En ese instante, un guardia la despierta violentamente para llevársela y desaparecerla. Ana se defiende con todas las fuerzas que aún le quedan, lo escupe y trata de agredirlo con sus dientes y uñas. En un momento en el que el guardia se descuida, angustiado por evitar un contagio, Ana lo desarma, y luego bajo amenaza, lo esposa a los barrotes. Con el arma y los elementos de bioseguridad que ha tomado del guardia, huye.

 

CUADRO VI.

Habitación de lujo.

Cracio tiene una pesadilla. Su pasado le visita en forma de una anciana mujer, Tiresia, que viene a recriminarle su transformación: una vez fue un joven político con ideales. Hoy se ha convertido en un decadente tiranuelo. La anciana le advierte que ha sobrepasado ya el punto de no retorno y que solo le esperan tormentos. Cracio se despierta afiebrado y entra en pánico, pues cree haberse contagiado, en estado de aturdimiento ordena telefónicamente que continúen con las torturas a los rebeldes apresados y exige a sus esbirros resultados.

 

CUADRO VII.

Un vestíbulo del hospital general.

Ana, encubierta por un traje de bioseguridad y con su arma, se ha abierto paso hasta el hospital general en busca de Paúl. Ha recorrido inútilmente habitaciones sumidas en el caos hasta llegar a un vestíbulo convertido en una bodega de fardos negros llenos de cadáveres. Sin ser vista, observa cómo unos sanitarios traen nuevas bolsas sin nombre y las abandonan en el lugar. Una vez sola, Ana se atreve angustiosamente a abrir esos fardos. Las imágenes a las que se enfrenta son las de rostros deformados, igualados en el rictus de una muerte dolorosa, que, sin embargo, anónimamente los hermana. A pesar de los esfuerzos, no encuentra a Paúl. Entonces, piensa en él y en las visitas que le hace en los sueños. Más allá de dónde esté su cuerpo, Ana presiente que tal vez Paúl ha cumplido su destino, pues ya es solamente "polvo mezclado en el polvo del pueblo" y yace en una fosa común. Ana comprende, entonces, que su propio destino será, entonces, hacer justicia con las últimas fuerzas que le quedan.

 

CUADRO VIII.

Un gran salón de fiestas.

En efecto, las cámaras trasladan la transmisión a ese lugar. Cracio, comprende que la inoportuna situación, sin embargo, le brinda la posibilidad de limpiar su imagen, marcada por la corrupción y la negligente indolencia ante la enfermedad y la muerte, y anuncia públicamente que acudirá a tranquilizar a la febril joven, asumiendo que se trata de una sanitaria enferma que ha perdido los nervios.

 

CUADRO IX.

Retorno al presente de la obra.

La plaza frente al hospital general.

Cracio ha llegado al lugar vestido con aparejos de bioseguridad y ha ordenando que sus agentes de seguridad se mantengan a distancia, mientras él, acompañado solamente por un camarógrafo de televisión, que transmite toda la escena, se acerca a la joven. Ante la cámara, anuncia que los sueldos del personal médico no disminuirán, a pesar de la necesaria austeridad, y que el personal médico será el primero en recibir la nueva vacuna. Condescendiente, le pide a la joven que baje el arma y le asegura que él personalmente se encargará de su futuro.

Ana se dirige directamente a la cámara, como si hablara con Paúl, a quien agradece por los días felices y por haberle enseñado el camino de la resistencia. Luego, le habla a la gente que está mirando la transmisión y su discurso de despedida se transforma en una arenga: solo hay un camino para el hombre común: la lucha de todos los días para no dejarse arrebatar la dignidad. Acusa a Cracio de aprovecharse de la emergencia para asesinar a activistas, enriquecerse y continuar con la venta del país al mejor postor, mientras en la calle impera la muerte. Cracio sospecha ya de quién se trata, pero antes de que pueda hacer algo, Ana cambia la dirección del arma y lo apunta, y luego de despojarse de la mascarilla mientras afirma que: si tanto vivos como muertos son tratados como desechos, solo la mano propia es capaz de hacer justicia, descarga los proyectiles sobre la humanidad de Cracio. Unas ráfagas finales de los agentes de seguridad acaban, a su vez, con el frágil cuerpo de Ana.

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Demos

 

1. Cuadro II. Fragmento. En una celda subterránea, Cracio tortura a Ana para obligarle a delatar a los líderes de una rebelión que enciende las calles del país. La amenaza con dejar morir en la intemperie a los jóvenes apresados y contagiados de la peste.

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2. Cuadro III. Fragmento. Ana sueña febrilmente en su celda. El espíritu de Paúl se le aparece para contarle que la muerte no podrá separarlos ni detener la lucha.


 

3. Cuadro VII. Fragmento. Dos sanitarios del hospital general acarrean cuerpos en fundas negras mientras discuten sobre la posibilidad de desertar. El uno se siente enfermo y cree que pronto terminarán ambos como fardos sin vida.

4. Cuadro VII. Fragmento. Ana debe resignarse: no encontrará el cuerpo de Paúl. Se consuela imaginando que aquel a encontrado su destino como "polvo mezclado con el polvo del pueblo". El suyo será hacer justicia.

 

 

 

Edición y masterización: José Vítores. Participaron en la grabación: en Colombia, los solistas vocales, en Alemania: las cuerdas y en Ecuador: los vientos madera.      

      

 

 

 

 

 

1. Espléndida_escena
2. Estamos_más_allá
3. No_has_pensado
4. Son_tus_gráciles_huesos
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Bios y contacto:

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José Vítores

 

Nació en Guayaquil, Ecuador en 1962. Es compositor, productor, arreglista, guitarrista y docente. Realizó estudios musicales en el Ecuador, Alemania y España. Fue alumno de guitarra clásica del maestro Ryuhei Kobayashi en el Conservatorio Antonio Neumane de Guayaquil. Ha participado en seminarios internacionales de composición y música para películas en varios países europeos. Como ejecutante fue integrante del renombrado ensamble Cantango Berlin, con muchas actuaciones, entre otras, en la Filarmónica de Berlín. Obtuvo el título de Master in Arranging and Orchestration en la renombrada Berklee College of Music (edición online). Como compositor, sin embargo, se considera autodidacta. Ha escrito obras para orquesta, teatro, música de cámara y música para proyectos multimediales. Ha realizado con diferentes ensambles en Alemania varias grabaciones en CD y DVD. Algunas de sus obras han sido publicadas en Europa por las editoriales Verlag Neue Musik y Mesa Music Publishing. En su trabajo composicional y como arreglista ha colaborado con la Orquesta de Barro (orquesta juvenil de Perú), la Orquesta Sinfónica de Berlín, la Orquesta Sinfónica de Brandenburgo, el ensamble alemán Aventure (Festival Musicaviva 2012, Ecuador), Festival Ecuatoriano de Música Contemporánea, la orquesta Berliner Symphoniker, la Orquesta Filarmónica de Trier y los contrabajistas de la Filarmónica de Berlín Edicson Ruiz y Klaus Stoll. Es ganador del 1er Premio en la categoría de música instrumental en el concurso Song Expo Wettbewerb 2001 (Holanda). Su mini-ópera „Historias de Piratas“, para soprano, ensamble, música electrónica y proyección de video, incorporando poemas de Ana C. Blum y Y. Magrini, fue estrenada en Berlín el 2019. Actualmente trabaja en una segunda ópera de cámara. Es miembro del directorio de la Deutsch-Lateinamerikanische Musikakademie. José Vítores está radicado desde 1986 en Berlín, Alemania, dedicado a la composición y a la enseñanza.

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Javier Andrade Córdova

 

Nació en Cuenca, Ecuador en 1966. Es dramaturgo, director de escena de ópera y teatro, y docente universitario. Se formó en el Conservatorio Nacional de Música y en el Teatro Estudio de Quito, y realizó una licenciatura y una maestría en dirección de escena en la Hochschule fuer Musik un Theater de Múnich, Alemania y una maestría en Artes del Espectáculo, en la Universidad de Sevilla, España. Fue director artístico escénico del Teatro Nacional Sucre y del Teatro Bolívar de la capital del Ecuador. Ha escrito y dirigido sus propias obras teatrales, entre las que se destacan “Crónicas del agua I”, "La inmortal" o “Ciudadanas celestes”, así como, los libretos para las óperas “Rumiñahui” y “La audición”. Como director, ha sido acreedor a un premio Foerderpreis del Concurso Internacional de Dirección de Escena y Escenografía, Ringaward en Graz, Austria. Ha dirigido espectáculos de ópera y teatro musical contemporáneo, dramas, performances y creaciones de teatro performativo, experimental y mutimedial. Algunas piezas representativas son: "Eunice" (estreno absoluto) de L. Salgado en Cuenca; "Cendrillon" de P. Viardot para el Gran Teatro Falla de Cádiz y el Teatro Villamarta de Jerez; España; “Narrow Rooms” (estreno asboluto) de A. Strauch y "Die Kluge" de C. Orff en Múnich; "Der Bekehrte Trunkenbold" de Gluck en Shenyang; "The turn of the screw" de Britten o "Les Mamelles de Tiresias¨de Poulanc en Bogotá; "Manuela y Bolívar" de D. Luzuriaga (estreno absoluto); "Tod im Grand Hotel", etc. Ha dirigido varios vídeos experimentales, presentados en festivales como la Wroclaw Biennale of Media Art, Polonia; el Festival de Cine de Múnich y el Doku, Film and Video Art Fest de Kassel, Alemania; el Festival Media Art Friesland, Holanda, etc. Sus performances y creaciones de teatro perfomativo y experimental han sido presentadas en: Casa de América​ Barcelona; Glyptothek, Museo Estatal de Plástica de la Antigüedad y Echtzeit-​Halle Festival de Múnich. Reside en Argentina y Ecuador.

Contacto:

pormanopropia@protonmail.com

+593 984 972062  -   Ecuador

+49 151 10715076 - Alemania

Agradecimientos:

Queremos agradecer muy especialmente a todos los cantantes e instrumentistas que han participado en la grabación de los fragmentos de demostración de la obra, presentes en esta página Web, así como también a: 

Susan Willis-Altamirano, Ph.,

por su apoyo en la corrección del dossier en inglés, 

y a Patricia Morris Falconí y Omar Flores

por la corrección de las traducciones de las escenas II, II y VII al inglés.

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